Entrevista con el Dr. Peter Pfitzer
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Prof. Dr. y Dr. Peter Pfitzer
Decano de la facultad de medicina (1987-1994) Universidad Heinrich Heine, Düsseldorf, Alemania. |
De la entrevista del Dr. Hamer con el Prof. Dr. Dr. Peter Pfitzer, catedrático de patología* y citopatología*, decano de la facultad de medicina de la Universidad de Düsseldorf Heinrich Heine.
* Patología:
Parte de la medicina que estudia las enfermedades.
* Citopatología: Rama de la patología que estudia y diagnostica las enfermedades al nivel celular. La disciplina fue fundada por Rudolf Virchow en 1858.
* Citopatología: Rama de la patología que estudia y diagnostica las enfermedades al nivel celular. La disciplina fue fundada por Rudolf Virchow en 1858.
Entrevista autorizada del 13 de Julio de 1989 en
Düsseldorf:
Dr. Hamer: Profesor Pfitzer, usted se ha
prestado amigablemente a discutir, como citopatólogo y actual decano
de la facultad de medicina de la Universidad de Düsseldorf, sobre el
“Sistema ontogenético de los tumores” (y de las
enfermedades oncoequivalentes). Su especialización tiene abarca la
histopatología y la citopatología (patología de la célula y de
los tejidos). Supongo que al mismo tiempo es también biólogo.
Prof. Pfitzer: Sí, biólogo y médico.
Dr. Hamer: El “Sistema ontogenético de los
tumores” dice entre otras cosas que en los mismos órganos del
cuerpo humano y animal siempre se encuentra el mismo tipo histológico
de tejido, ¿lo confirma usted?
Prof. Pfitzer: En principio si, naturalmente,
con pocas excepciones, como la distopia* de tejido, la denominada
“diseminación de células embrionaria” o endometriosis. Para el
resto de los casos, lo confirmo.
* distopia: Ubicación anómala de
un órgano debida a la ausencia de emigración de sus células
pioneras
Dr. Hamer: Prof. Pfitzer, el “Sistema
ontogenético de los tumores” dice también, algo sobre lo que
muchos de sus colegas ya están de acuerdo, que en el caso de tumor
en un punto X de un órgano corporal de cualquier persona, se
encuentra siempre la misma formación de células tumorales,
totalmente específica desde el punto de vista histológico. Entonces
por ejemplo, en el tracto gastrointestinal como típico tumor en
forma de coliflor con multiplicación celular, histológicamente
siempre un adenocarcinoma, también en las amígdalaa palatinas y en
los alvéolos pulmonares, que bajo el historial evolutivo pertenecen
ambos al tracto gastrointestinal, así como el endometrio del útero
(mucosa del útero), siempre un adenocarcinoma. Por el contrario en
la mucosa oral, así como en el orificio del útero o en la vagina,
en la mucosa bronquial o en la mucosa de la vejiga siempre una úlcera
del epitelio pavimentoso que produce seguidamente un carcinoma
epitelial. ¿Es usted también de esta opinión?
Prof. Pfitzer: Normalmente hay acumulaciones
semejantes, sin embargo no en el sistema bronquial.
Dr. Hamer: Si fuese así entonces muchos ya
habrían pensado que la histología tiene algo que ver con la
topografía de los órganos y esta a su vez con la historia evolutiva
del hombre y del animal. ¿Por qué nadie lo ha pensado nunca?
¿Quizás depende del hecho de que todos hemos mirado demasiado el
detalle y demasiado poco los procesos globales del organismo, pasando
por alto así lo más importante?
Prof. Pfitzer:Sí, hoy en día estamos todos
especializados más que nunca y ¿quién puede todavía tener una
visión general de las disciplinas teóricas partiendo de comparar
los datos clínicos y la situación del caso individual en la cama
del paciente?. Normalmente el patólogo ve al paciente sólo cuando
éste ha muerto. El histopatólogo ve el tejido antes, pero existe
también una gran tradición de subdivisiones sistemáticas excesivas
(Organización mundial de la salud). La vista en conjunto
clínico-patológica siempre ha sido perseguida, sin embargo todavía
nadie había pensado en el “Sistema ontogenético de los
tumores”.
Dr. Hamer: El “Sistema ontogenético de
los tumores”, como usted sabe, dice que no sólo en la misma
ubicación en el órgano del cuerpo humano se encuentra normalmente
la misma formación celular histológica correspondiente y también
en el caso de tumores siempre la misma formación celular histológica
correspondiente, pero que todas las formaciones celulares
histológicas iguales vienen directas de la misma parte cerebral (por
ejemplo todo el epitelio cilíndrico intestinal o en el caso de tumor
el adenocarcinoma es directo del puente del tronco cerebral) y que
tales regiones corpóreas histológicamente iguales tienen todas
también contenidos conflictuales biológicos estrechamente afines
con las regiones cerebrales cercanas.
Prof. Pfitzer: Podría ser así, aunque el
conjunto no me parece muy lógico. Para mí, en cuanto patólogo,
sería de enorme valor poder comprobar este hecho: el neuropatólogo
debería examinar todas las veces microscópicamente el punto en el
cerebro que en la TAC cerebral se considera típico para ese tipo
particular de cáncer.
Dr. Hamer: Sin embargo existe una dificultad,
profesor. En la fase de conflicto activo se puede reconocer muy bien
el punto X en el mapa del cerebro, que es responsable de un cáncer
en particular, gracias a su configuración concéntrica típica. Sin
embargo si se extirpa esta zona cerebral, el neurohistopatólogo ya
no puede ver nada. Por el contrario puede ver muy claramente una
modificación en la fase de reparación vagotónica cuando en el
mismo punto X, que mis adversarios llaman “Foco de Hamer”,
encontramos un edema intra y perifocal o ya una acumulación de
tejido glial. Entonces los neuroradiólogos o los neurocirujanos
hablan de “tumor cerebral” (si encuentran solo ése) o de
una “metástasis cerebral” si con anterioridad han
descubierto otro cáncer en cualquier parte del cuerpo.
Prof. Pfitzer: Cierto que nos podemos limitar
a investigar el ámbito neurohispatológico en esos casos, que según
su definición, están ya en la fase de reparación vagotónica.
Dr. Hamer: Lo son todos los denominados
“tumores cerebrales” o las denominadas “metástasis”,
o por lo menos lo han sido una vez, pues de otro modo no tendrían ni
edema ni tejido glial.
Prof. Pfitzer: Señor Hamer, sus
observaciones son muy audaces. Ahora entiendo que quiere decir. Pero
¿no podría ser también que el núcleo celular sea el responsable
del control erróneo de las células; debe ser obligatoriamente el
cerebro?
Dr. Hamer: Hay un chiste: la señora Müller
en el jardín dice que la corriente de todo el país llega desde la
central eléctrica. “Puede ser”, dice la señora Mayer, “pero
nuestra corriente proviene, con toda seguridad, del tomacorriente”.
El hecho de que cada célula es controlada por su “mini cerebro”,
es decir, por el núcleo, está fuera de discusión para mí, sin
embargo, ¿quién podría coordinar los núcleos celulares si no
únicamente nuestro gran ordenador cerebro?
Prof. Pfitzer: Sí, señor Hamer, usted tira
a la basura toda la medicina con su “sistema ontogenético de
los tumores”.
Dr. Hamer: Y me parece que es el momento de
hacerlo. Porque el sistema ontogenético de los tumores puede ser
aceptado como correcto en el plano histológico-citológico y es
mucho más fácil de probar en los planos cerebral y psíquico
mediante la verificación de la reproductibilidad, ¿no cree, ilustre
decano, que deberíamos sacar las relativas consecuencias lo más
rápidamente posible?
Prof. Pfitzer: Sí, si el sistema
ontogenético de los tumores se puede verificar en todos los ámbitos
parciales, entonces las consecuencias son realmente enormes.
Dr. Hamer: La primera consecuencia para los
pacientes sería el hecho de que lo más rápidamente posible les
podríamos anunciar: nos estábamos equivocando. El cáncer no era un
grupo de células enemigas que crecen salvajemente y enloquecidas,
sino que las células cancerosas malignas, que se supone que
proliferan invadiendo el cuerpo desordenadamente, o las úlceras,
seguían siempre y sin excepción una regla férrea en su desarrollo
ontogenéticamente preestablecido.
Prof. Pfitzer: Sí, sería correcto.
Dr. Hamer: La secunda consecuencia sería que
tendríamos que hacer desaparecer lo más rápidamente posible la
idea de las denominadas “metástasis”, en cuya existencia
ha creído hasta ahora la medicina oficial. Se ha pretendido que, con
una acrobacia de fe horrible, imaginásemos gracias a metamorfosis
alternas, salvajes y fulminantes, carcinomas del intestino delgado,
en mitosis, del endodermo, pudiesen transformarse en osteolisis óseas
necrotizantes de la hoja embrional mesodérmica para al final poder
producir también “mediante metamorfosis metastática” las
denominadas “metástasis cerebrales” del ectodermo. Todos
han creído que entendían esta insensatez que un médico
medianamente crítico no podría aceptar nunca.
Prof. Pfitzer: Señor Hamer, aquí no puedo
estar de acuerdo con usted. Hasta ahora hemos visto las cosas de
diferente modo. Soy consciente de que necesitamos muchas hipótesis
añadidas para la vieja medicina oficial. Por lo que respecta al
desarrollo de la célula cancerosa es cierto que sólo existen hasta
ahora pruebas indirectas sobre el hecho de que la célula cancerosa
llegue a través de la sangre arterial al punto donde crea
metástasis.
Dr. Hamer: La tercera consecuencia sería
aquella por la que en base al sistema ontogenético de los tumores,
por primera vez, hay que determinar que formación celular, originada
en la hoja embrional, produce proliferación o necrosis de las
células en una cierta fase. De hecho es ciertamente una locura
tenerse que imaginar que un adenocarcinoma del intestino grueso (que
“crece” por mitosis en la fase de conflicto activo), como
denominada “metástasis” pueda desencadenar un sarcoma óseo, que
“crece” exclusivamente en la fase de reparación. En n momento,
inconscientes como niños, hemos mezclado las fases simpaticotónica
y vagotónica llamando a todo simplemente metástasis. Señor
profesor, ¿estás consecuencias son lógicas?
Prof. Pfitzer: Son preguntas a las que tienen
que responder los clínicos.
Dr. Hamer: Una consecuencia posterior y final
debería ser la eliminación de las actuales concepciones relativas a
los denominados tumores cerebrales y a la metástasis cerebral, que
de hecho no pueden existir.
Prof. Pfitzer: ¿Qué intenta decir?
Dr. Hamer: Lo primero de todo una cosa. ¿es
cierto que las células cerebrales tras el nacimiento no puede ya
subdividirse o multiplicarse?
Prof. Pfitzer: Sí.
Dr. Hamer: Lo único que se puede multiplicar
en nuestro cerebro es el tejido conector, denominado “tejido glial”
y estas células de tejido conector del todo inocuas se multiplican
exclusivamente en la fase de reparación, sólo durante o tras esta
fase se pueden colorear con el medio de contraste, como bien sabe
cualquiera que trabaje en este campo.
Prof. Pfitzer: Que sean inocuas lo pongo en
duda.
DH. Pongamos, profesor, que usted ha diagnosticado
un glioma en 100 casos de denominado “tumor cerebral”, ¿qué
otra cosa podría haber diagnosticado desde el momento en el que,
además de las células cerebrales que no se multiplican o de las
células de tejido glial (inocuo) que se han multiplicado o se están
multiplicando todavía, ahí no encontramos nada más?
Prof. Pfitzer: En el caso de un tumor
primario, naturalmente.
Dr. Hamer: Sin embargo si un asistente
diligente pudiese establecer seguidamente que para los 100 casos en
los que ha diagnosticado un glioma, los resultados de la autopsia
presentan en alguna parte del cuerpo un cáncer pequeño o grande,
que no se había descubierto, porque no había mostrado síntomas o
molestias, ¿intentaría entonces a posteriori “transformar” el
glioma diagnosticado en una denominada metástasis cerebral? Es
decir, intentaría considerar los Focos de Hamer, por ejemplo, como
un adenocarcinoma del vello intestinal o definir los Focos de Hamer
incluso como osteólisis ósea o sarcomas?
Prof. Pfitzer: Sí, aquí me pone en un
apuro, porque yo hasta ahora no he intentado mirar las cosas según
su metodología. Admito que los gliomas polimorfos a menudo pueden
ser interpretados como tejidos histológicamente diferentes.
Düsseldorf, 13 de Julio de 1989
Fuente: Dr. Hamer - Legado de una
Nueva Medicina, Tomo 1, cap. 10.14.
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