Diferencias entre Crianza, Reserva y Gran Reserva

¿Sabemos cuál es la diferencia entre un vino crianza y otro que es reserva o gran reserva? Cuando nos iniciamos en el mundo del vino, es posible que tengamos una vaga idea de qué factores condicionan que un vino sea clasificado como crianza, reserva o gran reserva. Si tuviésemos que centrarnos en una sola palabra, podríamos decir que el principal condicionante es el tiempo. Y estaríamos en lo correcto, ya que esta clasificación de los vinos obedece al tiempo de envejecimiento que le han dado en la bodega. Sin embargo, esta clasificación no es universal y esconde algunos matices en los cuales es interesante reparar.
Por ello, vamos a ver qué hace que un vino sea considerado Crianza, Reserva o Gran Reserva y qué características podemos esperar de esa consideración.


vino-bodega

Crianza, Reserva y Gran Reserva

Esta clasificación de los vinos en referencia al tiempo de maduración y envejecimiento que se les ha dado en la bodega es típica de nuestro país y, por ello, solo la vamos a encontrar en vinos de origen español. Aunque es bastante reconocible por los consumidores y es una de las primeras cosas en las que nos fijamos cuando vamos a comprar una botella de vino, no es menos cierto que esta clasificación ha originado siempre una cierta controversia.
Esto se debe a la falta de acuerdo que ha habido siempre a la hora de unificar los criterios de las diferentes bodegas en cuanto a los tiempos de envejecimiento de los vinos. Y esto es normal, ya que sería poco útil clasificar vinos sin más criterio que el de su tiempo de envejecimiento, sin tener en cuenta otros factores como el tipo de vino en cuestión, su añada, su procedencia, etc. Aun con todo, en el año 2003 se intentó regular por vía legislativa esta clasificación para unificar el criterio a través de la Ley 24/2003, de 10 de julio, de la Viña y del Vino. Y aunque en 2015 se derogaron, finalmente y tras varias modificaciones, algunos artículos de esta ley, incluyendo el que hacía referencia a esta clasificación por tiempo de envejecimiento, sí que es cierto que para la mayoría de los vinos puede aceptarse esta clasificación, aunque sea de forma meramente orientativa.

Crianza

Si hablamos de vinos tintos, entrarían dentro de la categoría de crianza aquellos vinos con un envejecimiento total mínimo de 24 meses, de los cuales al menos 6 deben ser en barrica. En el caso de vinos blancos y rosados el tiempo de maduración total mínima desciende a 18 meses, al menos 6 de los cuales deben cumplirse en barrica. Para hacer toda la clasificación se estipuló que el volumen de capacidad máximo de las barricas debía ser de 330 litros.

 

Reserva

En cuanto a la categoría reserva, en el caso de los vinos tintos el período total de envejecimiento debe ser de al menos 36 meses, con un mínimo de 12 meses de permanencia en barrica. Para blancos y rosados la cifra sería de 24 meses totales de guarda, de los cuales un mínimo de 6 deben transcurrir en barrica.

Gran reserva

En el caso de vinos tintos, la categoría de gran reserva quedaría destinada a vinos con un tiempo mínimo de maduración total de 60 meses. Y estos vinos deberían pasar al menos 18 de esos 60 meses en barrica. En el caso de vinos blancos y rosados gran reserva, el tiempo total de envejecimiento no debe descender de los 48 meses, de los cuales, al menos los 6 primeros deben transcurrir en barrica.

A estas tres categorías habría que añadir una última, destinada a los vinos jóvenes o vinos del año, que son vinos que pueden consumirse sin necesidad de dejar ningún tiempo de maduración, o que hayan pasado en barrica períodos inferiores a los 6 meses.


El problema de una clasificación tan abierta es que no puede ajustarse igual de bien a la producción de cualquier tipo de vino. Y en el caso de un producto tan universal, pero a la vez tan marcado en su carácter por su lugar de procedencia, no resulta adecuada. De ahí que la ley que pretendía unificar el criterio fracasara en este sentido.

Crianza, Reserva y Gran Reserva según la Denominación de Origen Calificada Rioja

Hay algunas denominaciones de origen, como la Denominación de Origen Ribera del Duero o la Denominación de Origen Calificada Rioja, bajo las cuales se producen vinos de excelente calidad que son especialmente propicios para envejecer durante tiempos de maduración más largos. De esta manera, la permanencia del vino en barrica le transfiere multitud de matices aromáticos de la madera, aporta definición en su textura y condiciona su sabor. Es por ello que en el caso de los vinos de la Denominación de Origen Cualificada Rioja la clasificación de crianza, reserva y gran reserva contempla mayores tiempos de permanencia en barrica, e incluso define el uso de un tipo específico de recipiente: la barrica bordelesa, tradicional en la elaboración de los vinos de la región de Burdeos, con una capacidad de 225 litros, que facilita un mayor contacto del vino con la madera.

Crianza DOCa Rioja

Las normas tradicionales de envejecimiento de los vinos de La Rioja establecen un período mínimo de 24 meses para los tintos crianza. De los cuales, al menos los 12 primeros deben transcurrir en barrica de roble. En el caso de vinos de crianza blancos y rosados el tiempo mínimo de permanencia en barrica desciende hasta los 6 meses. Los vinos con un tiempo de maduración inferior al fijado para la categoría de crianza, serían los vinos jóvenes o del año.

Reserva DOCa Rioja

Para los vinos tintos reserva, para cuya elaboración se utiliza el producto de las mejores añadas, la Denominación de Origen Cualificada Rioja contempla un tiempo de envejecimiento mínimo de 36 meses. De estos, al menos 1 año debe transcurrir en barrica. En el caso de los blancos y rosados, el tiempo total de maduración debe ser igual o mayor a 2 años, con un mínimo de 6 meses en barrica.

Gran Reserva DOCa Rioja

Finalmente, los mayores tiempos de envejecimiento definen a los vinos gran reserva, a cuya elaboración se destinan las mejores cosechas. En el caso de los tintos, deberían cumplir un mínimo de 2 años en barrica y 3 en botella. En cuanto a los blancos y rosados, el tiempo total de envejecimiento no debe ser inferior a 4 años, con un mínimo de 6 meses en barrica.
A continuación podemos ver las características de cada tipo de vino en esta tabla:
tabla-crianza-vinos
Ahora que sabemos diferenciar qué diferencia a un vino crianza, de uno que es reserva o gran reserva, entenderemos mejor las características que va a reunir ese vino. También sabremos diferenciar el tiempo de maduración de cada categoría en función de si el vino es tinto, blanco o rosado. Y diferenciaremos entre los tiempos que contemplan las categorías de crianza, reserva y gran reserva en función de la Denominación de Origen de cada vino. Sea cual sea el caso, no debemos olvidar que esta clasificación nos ofrece un información valiosa en cuanto a la elaboración del producto, pero no define su calidad. Así, podemos encontrar vinos excepcionales independientemente de que estos sean jóvenes, crianza, reserva o gran reserva.

Fuente: https://vivancoculturadevino.es/blog/2016/05/26/diferencias-entre-crianza-reserva-y-gran-reserva/
 

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