La creencia no debe estar por encima de la piel del prójimo.
Si crees en la Medicina Sagrada no menosprecies ni hieras a los que no la practican o no quieren estudiarla, ni hieras a los que aun la están conociendo, aprendiendo o practicando.
Si lo haces, estás poniendo tu creencia por encima de la sensibilidad de las personas. Esto no te dará manos calientes.
Si además desprecias a médicos o profesionales que hacen verdaderos descubrimientos científicos en el campo de la nutrición, toxicología o otros temas en los que no se aplican las 5 leyes biológicas, puedes caer en un fanatismo que daña la difusión de la Nueva Medicina Germánica.
Es mejor, pues, cuidar de no herir a nadie por más equivocado que esté y tratarlo con tolerancia y paciencia.
De lo contrario te pareces al que cree en un dios determinado e insulta a todos los demás porque no creen en su dios. Este tipo de creencias no es uno verdadero sino solo una pseudocreencia del intelecto.
La verdadera creencia es un fruto del amor. Y el amor no hiere a nadie sino prefiere sufrir agravio antes de herir el corazón ajeno.
Puedes creer lo que quieras y estar convencido en la absoluta verdad de lo que crees, pero si con ella vas a herir la piel del alma de otra persona, ¿de qué te sirve creer en lo más sublime o creer incluso en el amor si lo que haces con herir es destruir?
¡La verdadera creencia nace en el corazón y no en el intelecto!
¡Cree de corazón en la Medicina Sagrada y obtendrás manos calientes!
Si lo haces, estás poniendo tu creencia por encima de la sensibilidad de las personas. Esto no te dará manos calientes.
Si además desprecias a médicos o profesionales que hacen verdaderos descubrimientos científicos en el campo de la nutrición, toxicología o otros temas en los que no se aplican las 5 leyes biológicas, puedes caer en un fanatismo que daña la difusión de la Nueva Medicina Germánica.
Es mejor, pues, cuidar de no herir a nadie por más equivocado que esté y tratarlo con tolerancia y paciencia.
De lo contrario te pareces al que cree en un dios determinado e insulta a todos los demás porque no creen en su dios. Este tipo de creencias no es uno verdadero sino solo una pseudocreencia del intelecto.
La verdadera creencia es un fruto del amor. Y el amor no hiere a nadie sino prefiere sufrir agravio antes de herir el corazón ajeno.
Puedes creer lo que quieras y estar convencido en la absoluta verdad de lo que crees, pero si con ella vas a herir la piel del alma de otra persona, ¿de qué te sirve creer en lo más sublime o creer incluso en el amor si lo que haces con herir es destruir?
¡La verdadera creencia nace en el corazón y no en el intelecto!
¡Cree de corazón en la Medicina Sagrada y obtendrás manos calientes!
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